

¡Querida familia Parroquial, feliz mes de María!
Mes en el que nuestra Santa Madre Iglesia, ha tenido el gozo de conocer al Nuevo Vicario de Cristo en la Tierra, rezamos a Nuestra Buena Madre para que lo guíe y acompañe en su pontificado.
Hoy os traemos, como bien dice su autor, un libro muy mariano, un libro de oración y meditación. La vida de María es fácil leerla como una plegaria, ella creció y vivió orando. Decir “María” es decir ternura, esperanza, alegría, amor, trasparencia y compromiso.
La “Virgen Blanca”, que acompaña la portada de este libro y tan querida por los toledanos, ha tenido un papel muy importante en nuestras vidas, desde formar parte de nuestro misal de bodas, hasta acompañarnos en el embarazo y nacimiento de cada uno de nuestros hijos, pasando por encontrar una imagen de ella en el basurero, esperando a ser acogida y colocada en nuestro Hogar.
A ella un día dirigimos nuestra mirada juntos, y por ella somos mirados en nuestro matrimonio y familia, así es la oración a María, que entre otras cosas nos enseña a ser dóciles al Espíritu.
Orar con María, supone evocar su presencia con una imagen, un texto o una canción y así al estar orando con ella, experimentamos esa presencia, en la paz, en el amor y en la alegría, frutos de la oración con ella. Saber que María está a nuestro lado, mantiene nuestro corazón lleno de bondad y generosidad. Más de uno de vosotros, podrá confirmar estos regalos, que la Virgen nos da y que nos ayudan a dar la vida y a servir.
Orar como María, supone orar con su humildad y pequeñez, aceptar que, por la acción del Padre, podemos realizar obras grandes. Para ello nuestro corazón ha de estar lleno de misericordia y agradecimiento. “Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros” (1 Tes 5, 16-18).
Este orar como María, nos transmite la capacidad de vislumbrar la gratuidad del amor de Dios, y así empezar cada jornada como si fuera el primer día de nuestra vida y de nuestra misión, y vivir con alegría según la “lógica del don” para hacer felices a todos los que nos rodean.
Todos los que nos consideramos hijos amados de Dios, oramos a María porque nos ayuda a aumentar nuestra fe y a ser levadura que fermenta y hace la masa abundante.
En cualquier momento, en cualquier lugar y con cualquier viviente, es un precioso momento para orar a María.
La oración a María nos hará ver como se reúne en ella todo lo más maravilloso del ser humano: es hija de Dios, es madre, mujer, maestra, criatura; encarna la virginidad la fertilidad y satisface el anhelo humano del amor. Al orar a María escribimos sencillo, vivimos con amor y nos ayuda a ser MUY felices y a poner la Fe en la vida de cada día.
No queremos olvidarnos de los más peques de la casa, por ello, para crecer en el AMOR a la Virgen, recomendamos ahondar en el conocimiento de los Dogmas Marianos (La Inmaculada Concepción, María Madre de Dios, la Asunción de la Virgen María y María siempre Virgen) y en concreto en el Dogma mariano de Madre de Dios y madre nuestra, cuyo momento culmen se alcanza a los pies de la Cruz, cuando “recibe a Juan como hijo” y en cierta forma a toda la humanidad.
¿En que sentido podemos explicarles a nuestros más pequeños que María es Madre de todos? ¿En qué consiste esta maternidad? La clave es cómo María intercede por todos sus hijos. Intercesión que se que se hace elocuente en muchas apariciones marianas.
Este libro con preciosas ilustraciones de Tina Walls, denominado “Los nombres de la Virgen” nos explica muchas de las advocaciones marianas más conocidas. No dejemos de leerlo con nuestros niños y así será una oración a María.
María,
Madre, llena de amor y de confianza,
Toma nuestras manos en las tuyas y llévanos a Jesús,
Hermano, maestro y misionero
de todos nosotros.
Que tu amor maternal nos haga crecer
y reanimar la alianza que contigo hemos contraído.
Amén.
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