Querida familia Parroquial, ha terminado la Cuaresma, el tiempo de conversión interior y de penitencia, y ha llegado la Semana Santa, en la que se nos invita a contemplar y ahondar la frase del Evangelio de San Juan: «Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único» (Juan 3, 16).

Nuestra Santa Madre Iglesia nos invita a todos los fieles a un recogimiento interior, haciendo un alto en nuestras tareas cotidianas, para contemplar detenidamente el Misterio Pascual, no con una actitud pasiva, sino con el corazón dispuesto a volver a Dios.

Para los cristianos la Semana Santa no es el recuerdo de un hecho histórico, es la contemplación del amor de Dios, que permite el sacrificio de su Hijo y la esperanza y la alegría de la Resurreción de Cristo que nos abre las puertas a la vida eterna.

Y para llegar a dicha vida eterna hemos de saber que no hay santo que haya llegado a las cimas de la vida espiritual sin haber meditado frecuentemente la Pasión de Cristo ya que la contemplación de los dolores de Cristo nos ayudan a crecer en la vida espiritual, a vencer nuestras dificultades y a perfeccionar nuestra oración con una verdadera conversión del corazón.

Para ello os recomendamos la lectura sosegada durante el Triduo Pascual de la historia de la Sagrada Pasión escrita por P. Luis de la Palma. En este libro el autor va leyendo el Evangelio con el cariño de quien cuenta una historia de la familia, deteniéndose en los detalles, porque todo se valora, y nada carece de importancia, ya que como dos enamorados ninguna cosa del otro es pequeña o sin valor.

Nuestra propuesta de la mano de un gran Santo (San Pedro Alcántara) es meditar 6 aspectos principalmente de la Pasión de Cristo:

  1. La grandeza de sus dolores, para compadecernos de ellos. 
  2. La gravedad de nuestro pecado, que es la causa, para aborrecerlo. 
  3. La grandeza del beneficio, para agradecerlo. 
  4. La excelencia de la Divina bondad y caridad, que allí se descubre, para amarla. 
  5. La conveniencia del misterio, para maravillarse de él.
  6. la muchedumbre de las virtudes de Cristo, que allí resplandecen, para imitarlas.

Así que no dejemos de meditar durante estos días La Pasión del Señor, y sigamos el consejo de nuestro Santo patrono San Juan de la Cruz:

“Es cosa muy buena y santa pensar en la pasión del Señor y meditar sobre ella, ya que por este camino se llega a la santa unión con Dios. En esta santísima escuela se aprende la verdadera sabiduría, en ella la han aprendido todos los santos”.