LA ACCION DEL ESPIRITU SANTO EN LAS ALMAS

(Alexis Riaud)

Muy cerquita de la celebración de Pentecostés, hemos querido traeros un libro cuya lectura y meditación nos será de gran ayuda para vivir apasionadamente la Gran Efusión del Espíritu que nuestro Señor quiere realizar.

El libro, dividido en cuatro partes, nos enseña en primer lugar qué es el Espíritu Santo como tal, en la Iglesia y en el alma fiel.

Y sin querer ser exhaustivos, esta primera parte nos abrirá los ojos y el corazón para descubrir en la práctica el papel primordial y absolutamente necesario del Espíritu Santo en la obra de santificación de toda alma, y cómo por haber menospreciado en la práctica este papel indispensable del Espíritu Santo, muchas almas se han podido desviar del camino de la santidad, conformándonos con la mediocridad del común de los hombres.

Y es que nosotros solos con nuestros esfuerzos no podemos, y el ser conscientes de esta gran verdad, de ese gran regalo de AMOR MISERICORDIOSO de DIOS BUENO que es el Espíritu Santo, nos animará y nos dará fuerzas renovadas, y lo que es más, nos mantendrá a toda la Iglesia, en sus diversos estados ( Iglesia de la tierra, del Purgatorio y del Cielo) unidos a todos con Cristo, y los unos a los otros en CRISTO, cada uno con su función propia en el Cuerpo místico, que es la Iglesia.

¿Podemos imaginar como será en el Cielo, cuando caiga el velo de la fe? No podremos salir del asombro que nos producirá considerar la ceguera y la inconsciencia con que nos hemos portado respecto al Espíritu Santo.

¿Y qué es el Espíritu Santo en el alma de los fieles? Tesoro sublime y única riqueza a la que nuestro corazón debería apegarse con pasión.

En la segunda parte del libro, se establecen los dones del Espíritu Santo como disposición sobrenatural a la que hemos de abandonarnos para alcanzar la santidad.

Brevemente, cuatro dones para iluminar nuestra inteligencia:

DON DE LA CIENCIA: para el alma fiel poseedora de este don, todo en la naturaleza es una ocasión de alabar y dar gracias a Dios constantemente.

DON DE CONSEJO: en aquellas almas fieles llenas de humildad y obediencia, este don les permitirá de inmediato o como por instinto, saber lo que deben hacer o decir en cualquier circunstancia.

DON DE INTELIGENCIA: disposición sobrenatural en almas dóciles para captar y penetrar de manera maravillosa los misterios de nuestra fe o la Palabra de Dios.

DON DE SABIDURIA: don que hace que el alma que lo posea no se complazca más que en Dios, no encuentre gusto más que en Dios, y en lo que dé Gloria a Dios, todo lo que este fuera de amar y servir a Dios es vanidad.

Y tres dones ordenados a unir nuestra voluntad a Dios de manera más perfecta:

DON DE PIEDAD: Disposición sobrenatural de sabernos inmensamente amados y queridos por Dios, haciendo que nuestro amor cada día se parezca más al del Padre, y sintiéndonos tan amados, nos abandonemos a su Providencia.

DON DE FORTALEZA: disposición sobrenatural del alma que la hace capaz de emprender las acciones más difíciles y soportar las más duras pruebas por amor a Dios y a la gloria de su nombre, y siempre con un corazón lleno de paz, sabiendo que contamos con un arma infalible, el PAN DE LOS FUERTES, la Santísima Eucaristía, que es la fuente viva de la que los mártires sacaban sus fuerzas para confesar a Cristo hasta la última gota de su Sangre.

DON DE TEMOR: disposición sobrenatural del alma para tener un respeto inmenso a la Majestad Divina y un vivo horror por todo aquello, aunque sea mínimamente, que puede ofender a un Padre tan bueno, misericordioso y digno de ser amado. Es la plenitud del don de la sabiduría.

¿Y cual será la perfección de nuestra vida cristiana? Huir del pecado y dar frutos de vida eterna. Dichos frutos son examinados en la tercera parte del libro, de los cuales aquí os hablamos de forma muy resumida.

EL AMOR, LA ALEGRIA, LA PAZ, LA PACIENCIA, LA LONGANIMIDAD, (esperar sin quejas y sin amarguras los designios del Señor, aunque a veces encontremos fracasos en el camino, entregados a la Divina Misericordia y confiados en que el Espíritu Santo hará en un instante, lo que nosotros no hemos podido conseguir en años) LA BONDAD, LA BENIGNIDAD (no solo desear, sino también practicar el bien), LA MANSEDUMBRE (no irritarse ni perturbarse frente a las contrariedades), LA FIDELIDAD (amando como Jesús nos ha amado), LA MODESTIA (estar en la justa medida de todo), LA CONTINENCIA Y LA CASTIDAD.

Para los que quieran profundizar en la meditación, el autor expone de forma breve y muy enriquecedora algunos problemas de Teología relacionados con el Espíritu Santo.

Por último, exponer de forma visual cuál puede ser la diferencia entre las virtudes teologales y morales y los dones del Espíritu Santo con una imagen muy sencilla y esclarecedora:

“un barco de vela es la imagen del alma elevada al plano sobrenatural, los dones del Espíritu Santo son las velas, pero también es necesario que para ir mar adentro, las velas estén desplegadas, estas últimas serían las virtudes”.

El alma tibia descuidaría desplegar las velas, por ello es necesario para el movimiento y la perfección de las almas que ambas (Virtudes y dones) se complementen. Con todo ello, seguramente todos queremos llegar con nuestro humilde barco a la meta ansiada del cielo, así que, dejémonos ser invadidos por el Espíritu Santo.

¡VEN ESPIRITU SANTO CON TU PODER!